*Además lo amenazaron con “levantarlo” si se atrevía a denunciar
*Autoridades solapan y protegen a empresas fuera de la ley
*Policías no acuden a auxiliar a ciudadano golpeado por empleados de corralón
Imparable el abuso y prepotencia de empresa y operadores de Grúas Méndez y M2 en Xalapa ante la pasividad de las autoridades estatales que permiten continúe dañando el patrimonio de los ciudadanos a quienes, además de causar daños a sus vehículos, robarles pertenencias y combustible, amenaza y extorsiona con el supuesto amparo de grupos delincuenciales.
Las denuncias ya son incontables, las evidencias de igual forma suman diariamente más argumentos para que las autoridades estatales cancelen el servicio de las empresas Grúas Méndez y Grúas M2 sin embargo la complacencia que muestran solo han provocado que se empoderen los operadores que cada día cometen mayores abusos y al sentirse protegidos amenacen a quienes se atreven a reclamarles por el mal servicio, robos y altos cobros por arrastre y encierro en sus corralones.
Hoy el reclamo se hace de manera anónima pues en días pasados ocurrió un nuevo incidente en las instalaciones de Grúas M2 de la colonia Revolución, donde un ciudadano al reclamar por el alto cobro que le hacían por el arrastre y encierro de su vehículo generó la reacción de los empleados del corralón, quienes intimidantes le rodearon y amenazaron con golpearlo si no dejaba “de hacer escándalo”.
Le advirtieron que si quería su auto fuera a pagar los 8 mil pesos que marcaba la boleta para liberar el vehículo de lo contrario no se lo entregarían y cada día que pasaba la suma se iría incrementando, molesto se retiró, reunió la cantidad y regresó por el automotor para descubrir que al momento de entregárselo éste presentaba rayones en la pintura, una calavera rota y un golpe en una de las puertas y salpicadera, lo que asumió fue en represalia por reclamar el alto costo del “servicio”, peor aún, al abordar el auto se percató de que no encendía, abrió el cofre y se dio cuenta que la batería no era la suya, el tanque de gasolina, que llegó con ¾ ahora estaba vacío y esto despertó su ira.
El reclamo fue mayúsculo, pero eso solo derivó la violenta respuesta de los empleados del corralón, quienes rodearon al ciudadano y comenzaron a insultarlo, amenazarlo y arrojarle estopas sucias para provocarlo. Ante la imposibilidad de enfrentar a todos, el agraviado intentó solicitar el auxilio de la policía al 911 pero jamás llegó ninguna patrulla, por el contrario, los empleados del corralón comenzaron a golpearlo, derribándolo y dándole de patadas y puñetazos.
Cuando logró incorporarse se refugió en su auto al tiempo en que los empleados le advirtieron “que se largara del lugar porque ya iba en camino la maña quienes además lo iban a levantar para que no se atreviera a denunciar lo que había ocurrido”. Temeroso de ello el ciudadano no tuvo más que escapar del lugar empujando su auto fuera del corralón y dejándolo unas cuadras adelante y retirándose en un taxi para luego regresar con un mecánico que le auxilio a retirarlo de esa zona.
La denuncia anónima se suma a varios casos más, innumerables que ocurren bajo el amparo de las propias autoridades, quienes extrañamente o no, se niegan a actuar contra empresas evidentemente amañadas ya no solo con la misma autoridad, sino con grupos delictivos que les brindan protección e impunidad para seguir operando bajo su propia ley.