Hace algunos años, cuando era Diputado, recibí la llamada de una amiga para decirme: oye, me escribió Paquita la del Barrio. Quiere invitarte a cenar. Y agregó: a su casa. Y remató: ¡hoy!
Eso habrá sido a finales del 2021. Paquita había perdido la elección para Diputada Local por un partido contrario al mío.
Así que me intrigó la invitación. Entre broma y en serio, dije que a lo mejor me iba a echar una insultada, como en sus canciones.
Pero era viernes y había terminado la chamba de esa semana en el Congreso y, la verdad, quién en su sano juicio iba a desaprovechar la oportunidad de conocer a una artista tan destacada como ella.
¡Acepto!, le dije a mi amiga. Vamos a echarnos unos tragos con Paquita.
Llegué con mis amigos y nos invitaron a pasar. La anfitriona no estaba a la vista.
Flotaba en su casa un ambiente muy agradable, un espíritu de paz que, sin duda, irradiaba Paquita. Nunca voy a olvidar esa sala, que me produjo una impresión muy grata que no sé explicar.
De la cocina salió un grito: ¡ya llegaron los inútiles!
Tenía razón -pensé-, aquí nos va a ir como en feria. Todo lo contrario: fue una cena increíblemente divertida, donde, a pesar de mi voz, me aventé a cantar con la señora, que era de poco hablar y mucho cantar.
Mis amigos saben que canto feo, pero me gusta cantar. Y esa noche no me hice de la boca chiquita. Canté como pocas veces en mi vida. (Me refiero a la cantidad, porque la calidad no se las vengo manejando).
Lo poco que hablaba Paquita, eso sí, era directa y franca, sin hipocresías, ni tapujos, como la gente que me gusta.
Cuando de manera inevitable salió al tema la política, barrió con medio mundo de todos los partidos, de los actuales y de los de antes. No es por presumir, pero a mí no me fue tan mal. De hecho, sólo tuvo palabras buenas para mí.
Cómo habrá estado la reunión, que entre seis personas nos tomamos dos botellas de Don Julio 70.
Por cierto, ese día El Mapache ya se quería llevar a Paquita a cantar a Hueyapan. Paquita le hizo burla: si con dos caballitos de tequila te emborrachaste y me quieres llevar a Hueyapan, con una botella vas a querer llevarme a Las Vegas y yo a los gringos sí les cobro caro.
Después de ese encuentro empecé a escuchar todas las canciones de Paquita. Cuando salió su bioserie, me la aventé completita. Aprendí a admirarla a ella y a su historia de lucha, de dedicación al trabajo. Con su talento y esfuerzo pudo salir adelante y enaltecer a su pueblo y a todo Veracruz a nivel mundial.
Incluso fui a Alto Lucero, a caminar por los lugares donde ella anduvo antes de ser famosa. (Los invito a ver un video que hice de eso).
Me enteré de su fallecimiento hace unas horas. Y, sí, nos pega su partida. Hoy, muchas y muchos, seguro, se estarán echando un tequila a la memoria de Paquita.
Amiga Paquita, ya en el cielo:
Yo, por lo pronto, seguiré escuchando tus canciones, presumiendo tu talento, tu pueblo hermoso que es Alto Lucero, Veracruz. Y como me dijiste esa vez: me caes bien porque te chingas bonito la madre. Seguiré chingándole, pero oyendo tus canciones.
Hasta siempre, Paquita.
P. D. Yo pensaba hacer una columna sobre la Gira Presidencial, pero sé que todos ustedes estuvieron pendientes de la visita de nuestra presidenta Claudia Sheinbaum y hay suficiente información publicada sobre todas las buenas noticias que nos trajo la jefa de la 4T en México.