• En ello debemos colaborar todos y que no sea un espacio de egoísmo, indiferencia y falta de compromiso: Arquidiócesis de Xalapa
Irineo Pérez Melo/
Xalapa, Ver., 25 de agosto del 2024.- La persona no debe vivir replegada sobre sí misma, ajena a los problemas que se viven hoy en día y lejana al compromiso con la problemática jurídica, política y social que pide la actuación y colaboración de todos, ni tampoco debe ser solo un espacio de egoísmo, indiferencia y falta de compromiso.
Lo anterior fue dado a conocer por la Arquidiócesis de Xalapa en su comunicado dominical difundido por la Oficina de Comunicación Social, en donde se destaca que la sociedad del bienestar no debe atraparnos en las redes del consumismo insensato y de la sed insaciable de bienestar solo para unos cuantos.
“Hoy debemos y podemos hacer mucho por los demás si queremos que México y el estado de Veracruz tenga un desarrollo integral, sin excluir a nadie ni privilegiar a ninguno”, subraya el documento signado por el presbítero Juan Beristaín de los Santos, director de la Oficina de Comunicación Social de la Arquidiócesis de Xalapa.
En el comunicado, se enfatiza que no favorece a muchos vivir felices dando la espalda a la infelicidad de los demás, sordos al sufrimiento de la gente que no tiene lo básico para vivir e indiferentes ante las injusticias sociales, económicas, políticas y laborales.
Además, la asociación religiosa insiste que favorece a pocos vivir sin reconocer que vivimos en una sociedad mexicana y veracruzana que tiene un destino común.
Y abunda:
“La actuación cristiana no es de inspiración evangélica cuando se vive fuera y al margen de la realidad de pobreza, violencia e injusticia social que viven tantas personas en México y Veracruz”.
“La vida y la fuerza de Cristo y su Evangelio demandan a todo cristiano volver la mirada al que más sufre para tenderle la mano. La vida nueva de Cristo nos demanda realizar acciones muy concretas por los demás, pero también tener presente las nuevas realidades de esta era tecnológica en la que vivimos”.
En ese contexto, la Doctrina Social de la Iglesia lo expresa con toda claridad: “Los nuevos conocimientos técnicos y científicos deben ponerse al servicio de las necesidades primarias del hombre, para que pueda aumentarse gradualmente el patrimonio común de la humanidad. (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, número 179). Se puede hacer mucho por el colectivo social siempre y cuando se desee con gran sinceridad de corazón, se indica por último.